» REIVINDICAR LO OCULTO
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Filmadrid 2017

por Sergio de Benito


... Pero la joya de la corona fue la presencia en el programa de Fred Kelemen, más conocido como operador de Béla Tarr y Ágnes Hranitzky en obras como The Turin Horse, pero también poseedor de una filmografía propia, merecedora de una difusión urgente.
El cine del berlinés, que únicamente puede disfrutarse en condiciones si algún programador valiente apuesta por él en su formato original –tal es su insistencia personal en mostrarlo lo justo–, mira sin vacilaciones a todos los referentes con los que se le podría medir, del Angelopoulos de Paisaje en la niebla al Sharunas Bartas postsoviético. La monumental Frost (1997), un recorrido de más de tres horas y media por el periplo de una madre y su hijo al escapar del hogar familiar y un padre alcohólico, resume el gran logro de un autor para cuya completa apreciación se antoja vital la textura melancólica y alucinada que imprime al celuloide. En sus cinco largometrajes –de Fate (1994) a la reciente Sarajevo Songs of Woe (2016)–, la espiral de miserias y humillaciones mostradas es interminable. Centrado sobre todo en enfocar el oscuro determinismo social que impide salir adelante a sus desamparados protagonistas, Kelemen no duda en describir violaciones y adversidades constantes como parte de ese grueso muro que impide la huida. Sin embargo, como únicamente sucede con los grandes cineastas, esta suciedad en lo retratado no se traduce con una voluntad de su mirada por enturbiar el cuadro humano. Como una exhalación inapreciable, un halo de esperanza recubre toda esa desesperación por la ausencia de un refugio vital, asimilada con bares mugrientos y espacios opresivos. En las películas del alemán tiende a establecerse un guiño de ambigüedad, un espacio para la poesía o la catarsis que libera sus devastadoras imágenes de cualquier posible tendencia al morbo miserable. Para quien firma estas líneas, Frost fue un descubrimiento capaz de justificar una programación completa. Lo único que hubo que lamentar en el foco, dado el primer fallo humano en la proyección de esta película que conllevó su aplazamiento, sumado al posterior al calcular erróneamente en el programa la duración de la copia en 16 mm, fue la imposibilidad final de ver todas sus obras en el ciclo al solaparse los pases, más dura al tratarse de un autor t an oculto y estimulante.

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Sergio de Benito, VOS Revista, 10 Julio 2017

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